EL HONOR NUESTRA BANDERA
Por fin amanecía, la noche se retiraba dejando paso a la luz. El sol sustituía al fuego y los ojos de los supervivientes contemplaron en toda su magnitud el horror que habían podido intuir gracias a las luces de los incendios.
Tres horas, tres horas habían bastado para echar por tierra años de civilización y de esfuerzo. Los edificios ardiendo, el hedor de la carne quemada y los lamentos de los moribundos hacían más insoportable aún el dolor de cuerpos.
Todo fue muy rápido, desembarcaron y en completo silencio se dirigieron directamente a los blancos asignados sofocando en pocos minutos toda resistencia, allí por donde pasaron sólo dejaron muerte y destrucción.
Hermanos, nosotros somos los desheredados, los sin tierra, los proscritos, somos los perseguidos de nuestras razas, los que no reconocen Reyes ni Patrias. Por eso nos unimos, por eso somos ahora un solo pueblo.
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